jueves, 17 de julio de 2014

TEMPUS FUGIT
el futuro de los telediarios de la noche


(Dedicado con cariño a Macarena P. Lanzas que, a pesar de su crónica marciana de mi intervención, tiene todavía el mérito de haber abierto el debate sobre este tema. Gracias)



Jueves 16 de julio, en un Curso de verano de la Universidad Complutense de Madrid, donde me habían invitado a dar una conferencia sobre “Las otras pantallas de Televisión”, un alumno de no más de 25 años me preguntó: 

“¿No considera que los informativos de las 21.00 h. lleguen un poquito tarde, cuando todo el mundo ya se ha enterado de todo lo que ha pasado en el día?”

Son almeno seis años que me hago la misma pregunta, frente al lento declive medianamente generalizado de los telediarios de la noche.

Los últimos 15 años han sido caracterizados por la enorme difusión de todo tipo de devices digitales, la explosión de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC), la extensión de la capacidad de conexión, la progresiva  y  masiva alfabetización digital, la proliferación de nuevos medios digitales de información.

Todos estos factores han determinado en todo el mundo un cambiamiento radical en la fruición de noticias.

En las últimas décadas, distintos y sucesivos cambios tecnológicos ya habían transformado o hecho desaparecer varios productos informativos.

La transición de la linotipia a la foto-composición y la des-centralización de las plantas de impresión de los ’80/’90, permitieron a los periódicos de la mañana retrasar de varias horas el cierre de su última edición. La consecuencia fue la desaparición de las ediciones de la tarde, los periódicos “vespertinos”, que ya no podían añadir mucho más a lo que habían publicado los matinales.

La proliferación de las publicaciones electrónicas ha sido la principal causa de la progresiva reducción de la prensa especializada, mensuales y trimestrales principalmente.

Internet ha matado la enciclopedia.

La información digital, on-line y con permanentemente actualización, está arrinconando el periódico de papel, imposibilitado a competir en frescura y actualidad, y causando que cada vez parezca más el diario de ayer que de hoy.

Ahora la marea del cambio acaricia la mismísima tele, insidia la “catedral” de la información televisiva, aprieta su principal producto: el telediario de la noche.

Hay que recordar que la receta del éxito de un telediario de la noche siempre ha sido, hasta ahora, hacer un buen resumen de las principales noticias del día, presentadas y redactadas con equilibrio y profesionalidad, bien jerarquizadas, con una pizca de opinión y de vez en cuando con información propia exclusiva.

Los tres principales telediarios españoles son buenos productos, realizados por buenos profesionales, aplicando la misma receta. Tanto es así, que los tres siempre han sido muy similares, por escaleta, por selección de noticias, por duración. Quien ve la TV profesionalmente en una multi-pantalla ha podido comprobar infinitas veces este sincronismo informativo.

Hoy en día pero ocurre que cada vez mas personas consultan con uno de los diferentes dispositivos portátiles, y varias veces al día, una u otra página de información digital, muy a menudo las propias ediciones digitales de los principales periódicos, que alimentan constantemente el nivel de información de esas personas. 
Ocurre que las redes sociales, como Twitter y Facebook, nos mantienen informados constantemente de la evolución de una noticia que nos interesa, a tal punto que podríamos decir que es la noticia que nos busca a nosotros, y no al revés, como hasta ahora.
Ocurre que el ritmo sincopado de la vida en la época digital reduce a pocas horas la vida de una noticia, que al aparecer genera inmediatamente respuestas y reacciones, que la superan y la hacen olvidar.

Ocurre que un resumen de lo que ha pasado en el día ya no corresponde a la nueva demanda de información de un público más informado y propiamente por eso más hambriento de información nueva.

He comparado el telediario de la noche a una invitación a cenar dirigida a quien a esa hora ya ha cenado. Si es un amigo, aceptará y por cortesía picará algo, pero su disponibilidad a repetir lo que le ofrecemos será cada vez menor, ya que ha comido por su cuenta y eligiendo plato a plato lo que más le gusta.

Por eso sostengo que ha llegado el momento de revisar el formato del telediario de la noche, el principal producto informativo de las principales cadenas de televisión, si queremos mantener el liderazgo que la TV ostenta todavía en el panorama de los medios que informan.

No se trata de eliminar los informativos de la noche, como erróneamente titula la crónica de Macarena P. Lanzas; se trata de encontrar respuestas nuevas a una demanda nueva, y no menor, de información televisiva, sin temor a la innovación, con atrevimiento y espíritu de modernidad.

Producir un telediario ya no será llenar un depósito de información suficiente para todo el viaje del día siguiente. Nadie puede pretender conseguir eso, en época digital.

Un buen telediario de la noche será el check point del día: (i) recordar lo principal, (ii) marcar el estado del arte en ese momento y (iii) fijar opiniones. Será un producto ongoing, ofrecido en el momento da máxima audiencia.

No me toca a mí indicar soluciones. Hay profesionales de sobra para concretar este cambio, profesionales que hace 20 años, cuando tenían 30, de un día por otro  pasaron del analógico al digital y se convirtieron en comunicadores capaces de producir integralmente, audio y vídeo incluidos, una noticia de telediario.

No puedo pensar que no vean los mismos peligros que yo y que no sepan encontrar un nuevo camino. La artrosis, que hace rígidas no solo las articulaciones, tiene un potente antídoto: el entusiasmo, para descubrir nuevas fronteras y superarlas.


Vamos: lo de siempre, para  periodistas de raza!

No hay comentarios:

Publicar un comentario